Un ascenso a 8.000 metros es extremo, es aventurarse a la zona de la muerte, una zona donde la sobrevida humana se mide en horas. Con un tercio el oxígeno, nuestra organismo apenas puede producir energía... En 1986 me decidí escalar un ocho mil y mi día era del mismo porte. Iba a ser el Cho-Oyu, la sexta más alta. Entre 1987 y 1992 cuando escalé el Everest, logré subir a la cima de cuatro montañas de 8.000 metros... Mi historia es la de un cobarde que se hizo valiente... En las Cumbres el Mundo.
Así parte este documental, y que recoge imágenes de las cuatro expediciones en que logré escalar el Cho Oyu, el Gasherbrum 2, el Shishabangma y el Everest. Una recapitulación en que batí muchos récords, pero sobre todo probé en una época en que los ocho miles para Chile eran un imposible.
Si se trata de las montañas más altas el mundo el montañismo es llevarlo al máximo, y es sólo la experiencia dada por una práctica continua y creciente en intensidad la que permite arribar con posibilidades responsables a esta instancia.
Los ocho miles se elevan en el corazón de Asia, en las enormes cordilleras del Himalaya y del Karakorán. Montañas gigantes de roca y hielo, donde la Tierra se acerca a la estratosfera y donde la falta de oxigeno, el frío, el viento y las tormentas arrecian... Subirlas es un acto humano extremo.