Reconocer la vocación sobre un campo de acción es un regalo, lejos el asunto más difícil. Reconocer qué es lo que quiero. En todas las empresas humanas si hay coherencia entre el querer y el quehacer tenemos ganado el éxito en los medios y en los fines. Reconocer la vocación y atreverse a no hacer lo que no nos llama requiere temple. Saber que no hay mucho que perder. En las montañas y en la vida misma la vocación es un llamado.